viernes, 16 de octubre de 2015

Extracto.


"Y el tiempo que estuve solo, me encogía en mi lecho cada noche, echando de menos rodearla en un abrazo y cruzar juntos el velo del sueño.

Y cerraba mis ojos sabiendo que esa noche no me despertaría cien veces, una por cada vez que ella se moviera.

Y en la mañana los abría echando de menos su pregunta y mi mentira, al decirle que había dormido bien.

Pues cuando ella, nerviosa, o inquieta por sus oníricos pensamientos, o tal vez sólo buscando una postura más propicia, se movía entre las sábanas, a veces acercándose más a mí, a veces alejándose, acalorada, con la inocencia de la mente dormida, yo despertaba.

Despertaba y permanecía un tiempo observándola, aprovechando para contemplarla en ese estado de paz y calma que sólo el sueño nos da, y a veces ni eso.

Y cuando habíame complacido la vista, la besaba de nuevo.

Y sonriendo, acomodado a la nueva imagen de su cuerpo, volvía yo a mis sueños."

- André Parfois. Autobiografía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario