martes, 27 de noviembre de 2012

Confesión.

No soy un artista.

No soy capaz de expresar con pinceladas la belleza del mundo, o la tristeza o alegría de mi interior. No soy capaz de emocionar con una canción porque no soy capaz de terminar ninguna. No soy capaz de captar con una cámara un instante relevante para el transcurso del tiempo. No soy capaz de esculpir la realidad en mármol, tampoco la ficción. No soy capaz de escribir una poesía que haga llorar, o reír. No soy capaz de darle vida a un personaje con mis relatos. No soy capaz de subir a un escenario y fingir ser quien no soy hasta conseguir que la gente se crea la historia que le cuento...

Bueno, quizá lo último pueda hacerlo sin el escenario. Si no, no sé por qué todos creen que soy un artista. He mentido. Y he pasado tanto tiempo mintiendo que hasta yo mismo me he creído. "No tengo tiempo", digo. Pero es falso. Tengo mucho tiempo para todo, pero se me escapa entre los dedos admirando el trabajo de los demás. 

Si no termino mis canciones es porque me embelesan las que voy encontrando y paso horas escuchándolas. Si no he aprendido a dibujar es porque paso demasiado tiempo contemplando las maravillas que descubro. Si no logro escribir nada decente es porque no son más que burdas imitaciones de las obras que admiro. Si no soy capaz de captar con una cámara una imagen especial es porque huyen de mí mientras la disfruto hipnotizado.

Soy frustración, soy anhelo, soy deseo, soy pasión, soy la desesperación de no poder ser quien quiero ser por pasar demasiado tiempo admirando cómo me gustaría ser. 

Soy un artista en el arte de admirar el arte.

PD: hay quien piensa que doy demasiadas vueltas a las cosas. En cierto modo es cierto. Quizá también sea un artista del pensamiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario