"¿Siente que su vida no tiene sentido? Contrate a un par de negros para que la maten, verá cómo se recupera." Breve adaptación de una conversación entre Tony Soprano y la Doctora Melfi, en la que, tras sufrir un intento de asesinato, Tony le explica que vuelve a sentirse vivo, apreciando la vida de nuevo, tras haber pasado una etapa de crisis existencial en la que desestimaba la suya propia, alegando que no valía nada. Tony explica a la doctora que casi-morir es "mano de santo" para las crisis existenciales. Y tiene razón, nada como estar cerca de la muerte para apreciar la vida. Me hizo pensar, este episodio de Los Soprano. Necesitar a la muerte, para apreciar la vida. Necesitamos la soledad, para apreciar el amor. Sin soledad, no existirían las grandes historias de amor. Es irónico... No estoy insinuando que aquellos que pasan su vida con amigos que les apoyan en cada momento no puedan sentir amor, lo que digo es que, aquel que ha pasado por épocas de soledad, es quien más aprecia la compañía de una persona que te comprenda y, sobretodo, que desee comprenderte; la compañía de alguien que ansíe saber cada uno de tus problemas, para vivirlos contigo, para compartirlos y empujarte hacia adelante, o simplemente dejar que te apoyes en ella. Me alegro de tener a varias personas así en mi vida, pero sobretodo me alegro de poder apreciarlas como se merecen. No me gustaría pecar de hipocresía y desmerecer el mérito que tiene que siempre estén ahí (y más teniendo en cuenta lo necio, capullo e insoportable que puedo alcanzar a ser).
La verdad es que poco a poco estoy mejorando, comprendo mejor el funcionamiento de mi propia cabeza. Siempre me he sentido como un robot que no tiene muy claro cómo se procesa la información que recibe. Se podría decir que no sé muy bien "como se piensa". Un torrente de pensamientos descontrolados y caóticos chocando entre sí, que no te permiten examinarlos detenidamente porque desaparecen, siendo sustituidos por otro pensamiento, no creo que sea la forma en que piensa la gente normal... Y tampoco es la más adecuada, en cualquier caso. Demasiados pensamientos en mi cabeza. Sin embargo, como ya he dicho, estoy cogiendo el ritmo de mis propios pensamientos, aprendo a interpretarlos más rápido, de forma que no me lío con ellos.
Tampoco es que mi cabeza siempre sea un caos, a veces tengo momentos de relax en los que todos los pensamientos van en torno al mismo tema, y puedo centrarme más o menos en todos a la vez, permitiéndome el lujo de relajarme. Adoro esos momentos. Por eso me gusta tanto charlar con cierta persona. No me deja concentrarme en nada más, y yo tampoco me permito pensar en otra cosa. Si estoy haciendo algo, lo hago con desgana, sin prestarle atención, centrándome en ella. Es mi válvula de escape a todo. Por desgracia, tiene su propia vida, y yo la mía, y no puedo pasar con ella todo el tiempo que quisiera, y no pienso exigirle que me dé más del que ya me da. Pero disfruto cada segundo que hablamos como si no fuera a haber ninguno más.
Supongo que si las circunstancias no fueran como son, si el destino, el azar y la suerte no me hubieran colocado donde estoy, mi vida sería muy distinta, aunque quizás no como a mí me gustaría. He de conformarme con lo que tengo. Estoy orgulloso de cómo soy. Tengo bastantes bienes materiales con los que desarrollarme intelectual y artísticamente y tengo buenos amigos. Lo único que en realidad falla es mi vida sentimental, pero aun tengo tiempo. Jugué una partida y perdí, pero no recogí mis fichas. Sigo jugando, soy demasiado joven para hundirme por una derrota, por muy demoledora que ésta sea, o por mucho daño que me hiciera(n). Aunque ciertamente, mis apuestas son menores y no me arriesgo tanto aunque lleve una buena mano, debido a la desconfianza. Poco a poco he de aprender a jugar, hasta poder apostar ganando siempre, y algún día me saldrá la jugada perfecta y ganaré.
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