martes, 27 de agosto de 2013

Enajenación mental transitoria dependiente.

Y me pregunto...

Dónde estás, que no te veo
Ni te siento entre mis dedos.

Dónde estás para que enrede
Mis miradas en tu pelo,
Mis manos en tu cintura,
Mi razón en tu hermosura
Y mis labios en tu cuello...

Cuán singular desespero
Y tamaña desazón
Prendiendo ardiente fuego
A mi acorralada razón.

Cuán desaforado me veo...
Qué poco resta de mí...
Mi razón se hunde en un pozo
Que parece no tener fin.
¿Quedaré finalmente loco,
Si acaso logro vivir...?

Aunque así fuere te juro,
Con la razón en lo más oscuro,
Que volará sobre todo muro
El día que vuelvas a mí.

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