viernes, 21 de mayo de 2010

Tormenta.

Me alegra notar cómo la nubosa tormenta de ideas que obnubilaba mi mente se despeja ante la calma y sosiego de mis emociones. Los estruendos cesan, al tiempo que las negras nubes de la incertidumbre dejan paso a un tímido sol, que no sabe de qué color brillar, pues naranja y amarillo no cesan su hermosa batalla por conquistar el cielo, colmando de vida y alegría al antes triste observador que hasta no hace mucho oteaba el cielo en busca del astro rey, preocupado por el estado de su frágil y vieja barca.

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