Tantas cosas

Tengo tantas cosas en la cabeza... Tantas ideas, tantos pensamientos... Y yo sin ganas ni de abrir los ojos. Como para ponerme a ordenar...

Últimamente me acuerdo de todos los sueños que tengo. Será porque me aferro a ellos con todas mis fuerzas, con la vana esperanza de no tener que despertar. La duermevela no está mal. Controlas lo que sueñas, sabiendo que es un sueño, pero aun así, sigue pareciendo auténtico... Lo que odio es la sensación que se tiene cuando la realidad te abofetea y te arranca del lugar en el que estuvieras para no dejarte volver. Y da igual lo fuerte que cierres los ojos e imagines de nuevo todo aquello que soñabas, porque ya no es real. La vida te ha jodido una vez más, entrando en escena con su guión personal, en lugar del que tú mismo escribías.

Se podría pensar, leyéndome, que estoy deprimido, pero no es así. No soy capaz de estar deprimido igual que no soy capaz de enamorarme. Por la misma razón. Porque igual que cuando me noto triste, o simplemente aletargado, sólo tengo que desearlo para estar alegre y eufórico, cuando conozco a alguien nuevo yo elijo lo que siento, y se me ha olvidado cómo dejarme llevar. Recuerdo vagamente las sensaciones. Las buenas y las malas, y a veces echo de menos ambas... Pero así soy yo, así me he forjado.

Es irónico, porque ahora que he cambiado puedo verme en el pasado y saber por fin cómo era, conocerme de verdad. Y ahora que soy como se suponía que quería ser, no sé en realidad cómo soy, y preferiría volver a ser quien era.

Pero no puedo.