¿Cómo puedo estar perdido...

...si no tengo a dónde ir?

-Introducción-

Hace tiempo que se silenciaron mis palabras. Tanto tiempo que casi se me olvida cómo se escriben las ideas, los pensamientos...

Hace tiempo que pretendo expresar en letras lo que mi mente quiera decirme. Tanto tiempo que casi me acostumbro a no hacerlo.

-Regreso-

Sin embargo, hoy vuelvo a escribir. Vuelvo a dejar que mis dedos se agiten nerviosos sobre las teclas mientras las letras los llaman, deseosas de aparecer una y otra vez, formando palabras, frases, párrafos, historias. Vuelven los torrentes de pensamientos entrelazados que tengo que deshilachar, idea a idea, palabra a palabra, para poder expresarlos en un lógico y ordenado caos. Vuelvo a sentir el alivio de centrar toda mi atención en escucharme, olvidándome del resto de problemas que me gritan al oído, reclamando la atención de mi mente.

-Caos-

Mente. Cúmulo de experiencias, suposiciones, imágenes e imaginaciones. Repleta de hipótesis descartadas, desclasificadas, desmembradas por la imposibilidad de lo probablemente imposible. Casualidad y causalidad. Y entonces te haces preguntas... ¿Cómo puedes saber lo que sientes sin sentir que sientes lo que sientes? Y aun sin sentir el sentimiento que se siente al sentirlo, sigues sintiendo lo que sientes, y eso te hace sentir vivo. ¿Cómo puedes saber si es cierto lo que sabes o si sabes sólo lo que sabe quien nada sabe? Y aun sin saber si sabes lo que, sin saberlo, sabes, te sientes mejor sabiendo que saber o no saber sólo depende de la verdad que nadie realmente sabe.

-Fin-

Distracciones. Enemigo acérrimo de las musas de la inspiración. Adiós, palabras, volveré a daros vida muy pronto.