sábado, 25 de septiembre de 2010

Filosofeando.

En la vida tenemos que tomar decisiones difíciles, y hay demasiadas variables como para tenerlas todas en cuenta. "¿Y si...?". Hay demasiados "isi", como los llamaba una profesora mía. Hay que elegir. Qué camino escoger, qué senda es la más apropiada... No queremos herir a nadie, pero en ocasiones los sentimientos de los demás se cruzan en el camino de nuestra propia felicidad. ¿Qué hacer entonces?

Puede que yo sea una mala persona, aunque no lo creo. Si bien es cierto que disfruto y me regodeo con el triunfo personal al humillar a alguien en un debate argumentado, no creo que eso sea motivo para pensar que soy malo. Algo cruel, puede ser, pero eso es todo. Sin embargo, pese a que no me considero una mala persona (al menos no del todo), creo que cuando nuestros sentimientos chocan con los sentimientos de los demás, cuando no hay solución alguna para no herir a nadie al intentar ser feliz, sólo hay una salida: ser egoísta.

Si en esos casos no somos egoístas, jamás conseguiremos ser felices, pues siempre habrá alguien al que nuestras decisiones hagan sentirse mal. No es justo, pero la vida no es justa y menos justo sería que ninguno fuéramos felices intentando preservar la felicidad de los demás. Puede que cueste hacer daño a la gente para ser feliz, y quizás sintamos remordimiento al hacerlo, pero una cosa es cierta: a veces, "lo mejor" no es sinónimo de "bueno", ni el camino "más fácil" es de verdad fácil. Pero así y con todo, las cosas son como deben ser. Ni más ni menos. Y en esta vida hay que mirar por uno mismo cuando se trata del corazón.

2 comentarios:

  1. Todo es muy relativo, hay ocasiones donde es mejor retirarse y no meter la nariz. ¿Ser egoísta? Bueno, hay momentos y momentos, sinceramente, hay veces donde el daño provocado iguala o supera a la felicidad que puedas obtener.

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  2. Sólo las matemáticas son algo constante. Y si nos metemos en probabilidad, ni en ellas encontraremos refugio ante la variabilidad de la vida. Hay miles de casos, cientos de posibilidades e infinitos resultados.

    Cada uno ha de saber pensar por sí mismo y evaluar cada situación, pero eso sí, sin olvidarse de uno mismo. Y a eso es a lo que me refiero.

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